Aunque parezca inconcebible, la crisis que enfrenta el vecino país de Venezuela ha resultado ser, para muchos, una oportunidad de negocio.
Es lo que está pasando exactamente en la frontera de Venezuela con Colombia, donde uno de los pregones más escuchados dice: “Compro volumen de cabello”.
El negocio de vender y comprar cabello se está haciendo uno de los más populares hoy en día en el barrio La Parada en Villa del Rosario, aledaño al puente Simón Bolívar, como lo detalló un reportaje de Testigo Directo
Hasta allí llegan mujeres venezolanas en busca de conseguir algo de dinero para sobrevivir en el vecino país y por eso acuden a vender el cabello, aunque después terminan arrepentidas.
Y es que a las venezolanas les dicen que lo establecido son 30 mil pesos o 10 dólares por un pedazo de su cabello, pero terminan trasquiladas, les cortan más de lo acordado y muchas veces las estafan con la plata.
“Uno entra con el cabello largo y sale con los pelos cortos (…) si vieran como me dejaron mi cabello, eso daba lástima”, comentó una de las venezolanas que tuvo que vender su cabello por necesidad.
Mostrando el desastre que le dejaron en su pelo, contó lo siguiente: “Me dijeron que solamente un moñito y cuando vi, me dejaron fue un hueco en el medio. Además, me dijeron que me iban a dar 35 mil y me dieron fue 10 mil pesos”.
Lo peor del caso es que las personas que montaron este lucrativo negocio descubrieron una mina de oro, pues ese pelo se lo llevan para Bogotá y Cali, donde finalmente venden pelucas y extensiones por mínimo 500 mil y hasta millón y medio de pesos.
Una peluquera admitió en medio de una conversación grabada con una cámara clandestina, que ellos cortan el cabello y se lo entregan a otra persona que se encarga de venderlo en las principales ciudades del país.
El negocio es no hacerlo en los salones de belleza, sino en las trochas y estando en territorio venezolano como tal.
No les gusta hacerlo en los salones de belleza porque evitan que los paramilitares evidencien el negocio y les empiecen a cobrar “vacuna” por la comercialización de pelo venezolano.
Pero ese negocio no es solo en la frontera, en Bogotá también se está haciendo popular.
Una administradora de uno de estos sitios especializados en la venta de cabello, contó que a diario le llegan varias venezolanas ofreciendo vender el pelo.
La señora les cotiza la compra del cabello dependiendo de varios factores, por ejemplo que deben vender por lo menos 70 centímetros y que tengan el pelo natural, sin tintura.
Con una de las pelucas en la mano explicó que ese cabello lo compró en 200 mil pesos y lo vende en 600 mil.
Y aunque en este caso la persona gana dos veces la plata que invirtió, el pago es más justo comparado a los 10 mil que dan las venezolanas en la frontera, aprovechando la necesidad con la que llegan.