Muchos piensan que la cárcel es el peor sitio para una persona: celdas de 2×2, hacinamiento, racionamiento, calabozos, una visita al mes, entre otros.
Esta semana, se conoció el estado en el que vive el exfutbolista Jhon Viáfara, señalado de hacer parte de una banda que traficaba droga al exterior. Según contamos, los días del futbolista en la cárcel y los han calificado como «tristes y con dificultades». Está preso en La Picotada, en Bogotá y fue trasladado al pabellón 12, bloque B, piso 2, celda 7, cama 5 en la que comparte celda de 3×4 metros con otros cinco presos procesados por narcotráfico y «delincuente de alta peligrosidad»
Viáfara duerme en un camarote de madera en el cual a duras penas cabe por su altura, no tiene acceso a ningún tipo de aparato tecnológico y la celda es decorada por un «sanitario descubierto que comparte con sus compañeros y por ser un régimen de alta seguridad no pueden tener privacidad ni para hacer sus necesidades fisiológicas».
Se alimenta a las 6:30 a.m, a las 11:00 a.m.y la última comida la recibe a las 4:00 p.m. y ha expresado «que la comida es de muy mala calidad y en pequeñas cantidades». El resto del día lo dedica a hacer actividades de aseo o caminar por el patio, pues incluso recibir el sol es una de las restricciones porque su pabellón es una construcción cerrada.
Podría leer: Así han sido los días de John Viáfara en la cárcel mientras espera su extradición
¿Pero será que los presos del pabellón Ere Sur de La Picota viven en la misma situación?
Según reveló El Tiempo, en este pabellón se encuentran los llamados «Nueva generación de presos» que para muchos representan lo peor del país; están allí por corruptos y algunos de ellos han sido conocidos por todos: David Char y Álvaro Ashton, con expedientes pendientes por parapolítica pero que ingresaron allí cuando se conoció el escándalo del ‘cartel de la toga’.
Otros de los habitantes de este pabellón son Carlos Palacino, en juicio por el desvío de 300.000 millones de pesos de la salud, Héctor Julio Alfonso López, el hijo de ‘la Gata’, Jorge Noguera, condenado por las chuzadas del DAS y por un crimen; Francisco ‘Kiko’ Gómez, sentenciado a 55 años por tres asesinatos y exgobernador de La Guajira; Álvaro García, condenado por una masacre paramilitar, entre otros.
Estos criminales viven muy distinto al resto de los presos, pues cuentan con una cantidad de privilegios gracias al «dinero, a la corrupción y a sus contactos».
Mientras algunos presos tienen que dormir unos encima de otros, en este pabellón solo están ocupadas34 de las 56 celdas y no son como las otras, pues estas celdas son más amplias y a diferencia de las otras, no tienen barrotes sino vidrios y cortinas.
Los presos cuentan con televisor, señal con cable, computador con conexión a internet, dos visitas semanales (mientras los demás reclusos solo tienen una visita conyugal al mes, estos la pueden tener semanal), celulares de alta gama, gimnasio privado, cocina propia y posibilidad de ingresar alimentos de restaurante, por “razones de seguridad”.
Tienen dos cocineras que preparan todos los menús, su sueldo y las prestaciones de ley son pagados por los internos y si alguno de ellos se antoja de «algo que no está en el menú, lo pueden pedir pero deben pagar un especie de peaje que puede costar entre 40.000 y 200.000 mil pesos (según la norma del momento).
Estos presos también pueden traer licor importado y a diferencia del resto del penal cuentan con un baño privado, reciben catequesis o crían conejos y participan en los cultivos de hortalizas y verduras en una huerta privada para así entretenerse.