Bien dicen por ahí que el vivo vive del bobo y en esa frase se escudan muchas personas para no otorgar beneficencias a personas extrañas.
Y este caso le puede reforzar esa hipótesis a mucha gente, pues resulta que Luz Marina Lozano se lucraba a cambio de la caridad que la gente tenía hacia hijos ajenos.
Esta mujer, oriunda de Tunja, se ofrecía como cuidadora de hijos de trabajadoras sexuales y a punta de engaños lograba quedarse con ellos.
Pero resulta que, según lo informado por El Heraldo, Luz Marina lo que hacía era buscar benefactores para que le dieran donaciones, principalmente de mercados, para el supuesto sustento de los niños.
Sin embargo, lejos estaban los niños de recibir esa comida, pues esta mujer utilizaba los mercados para hacer almuerzos y venderlos en su propio restaurante.
Incluso, a esta mujer le regalaron muebles y electrodomésticos para que adecuara el lugar en donde tenía a los niños, pero ella los vendió para quedarse con la plata.
Mientras tanto, los menores de edad estaban en un lugar sin salubridad, recluidos en lo que para ella era una fundación “sin ánimo de lucro” llamada Hijos del Viento.
La Fiscalía de Bogotá descubrió esta red que, pese a la modalidad poco convencional, se dedica a la trata de personas.
La mujer fue capturada y enviada a la cárcel por un juez.