A veces cuando se está en compañía de amigos, se tiene el valor de hacer muchas cosas por el simple hecho de demostrar valentía o de llamar la atención, sin embargo esto no siempre termina bien. Este es el caso de Sam Ballard.
Esta trágica historia comenzó en su cumpleaños número 19, en una fiesta donde decidió cumplir un reto que sus amigos le impusieron. Se trataba de comerse una babosa.
El reto parecía desagradable, pero nunca se imaginaron las consecuencias que esto podría traerle a su cuerpo. Evidentemente al principio no pasó nada, más tarde, los dolores en las piernas comenzaron a preocuparlo.
Al llevarlo al médico, se enteraron que el animal que este había ingerido estaba infectado con un parásito llamado Angiostrongylus Cantonensis, el cual está alojado en las babosas que comen haces de rata.
El joven fue diagnosticado con una infección en el cerebro, pues este parásito había carcomido gran parte de su sistema nervioso, lo que luego de 420 días en coma, lo dejó tetrapléjico.
A pesar de su lucha por seguir adelante y mejorar su calidad de vida, Sam no pudo recuperarse de esta situación y falleció el viernes en un hospital en Australia, cerca de donde nació.
A pesar de que fueron sus amigos quienes lo incitaron a realizar el reto, nunca lo abandonaron, en cambio realizaron campañas para recaudar fondos y ayudarlo con el pago de sus tratamientos, lo que en ocasiones resultaba insuficiente.
Su madre fue quien estuvo ahí siempre, cuidando de su hijo. Ella fue su bastón, ya que él no podía consumir alimentos por sus propios medios, ni tampoco caminar.
Luego de 10 años de sufrimiento, sus amigos y familiares se despidieron de él. Uno de sus amigos afirmó que sus últimas palabras fueron «te amo», las cuales iban dirigidas a su madre.