Los 5 mitos colombianos que te presentaremos más adelante, nos hablan de Bachué, considerada por los chibchas como la madre de la humanidad; de Bochica, el maestro de los muiscas; de los delfines rosados del Amazonas; del origen del sol, de la luna y de la Serranía de la Macuira.
Antes de llegar a ellos, queremos darte detalles acerca de lo que es un mito, qué lo diferencia de la leyenda y de otras formas narrativas; además de sus características, tipos y funciones, con el fin de brindarte las herramientas necesarias para comprender y valorar aún más el significado los 5 mitos más representativos de la cultura colombiana.
¿Qué son los mitos?
Son relatos que nacen de las creencias propias de una cultura. Con estos relatos, se da explicación a un fenómeno o un aspecto de la realidad, que en su momento no tenía justificación y que termina siendo considerado verdadero por la comunidad. Esto, a pesar de ser protagonizados por personajes divinos, fantásticos y sobrenaturales, como: héroes que realizan grandes hazañas, dioses, semidioses y hasta monstruos.
Es común que un mismo mito tengas diversas versiones pues, al ser un texto que se transmite a través de la tradición oral, de generación en generación, sus narradores deben apelar a su memoria para contar la historia y, por esta razón, algunos detalles han sido inevitablemente modificados.
¿Para qué sirven los mitos?
Los mitos son fundamentales en todas las culturas y, por lo general, cumplen tres funciones básicas, las cuales suelen combinarse constantemente.
Función explicativa:
Los mitos son usados por las comunidades para dar sentido a las cosas, para justificar la causa o razón de ser de algún acontecimiento cuyo origen es incierto. Por ejemplo: el amor, el odio, el origen del mundo, de la luz, de la tierra, de la luna o del sol.
Función pragmática:
Se refiere a la justificación que otorga el mito acerca de la razón por la cual una situación es de una manera determinada. Se trata de los mitos que definen, por ejemplo, líneas genealógicas que determinan quiénes pueden ser los gobernantes de una sociedad y cómo debe ser su estructura social.
Función de significado:
Los mitos también ofrecen consuelo a los individuos de una comunidad, pues hacen referencia, por ejemplo, al propósito de la vida o a un lugar mejor que les espera después de la muerte, entre muchos otros aspectos que disminuyen la angustia existencial de las personas.
¿Cuáles son sus características?
Teniendo en cuenta lo anterior, todos los mitos tienen tres características:
- Parten de una pregunta existencial.
- Están formados por polos irreconciliables: el bien y el mal, la vida y la muerte, los dioses y los hombres, la creación y la destrucción, entre otros.
- Proporcionan calma, pues a la vez presentan la reconciliación de esos contrarios, con el objetivo de disminuir los niveles de angustia entre los integrantes de una comunidad.
Tipos de mitos
Ningún aspecto relevante de la vida es ajeno a los mitos. Por esta razón, pueden abarcar temas tan diversos como la religión, la política y el contexto social, entre muchos otros.
Existen varios tipos de mitos:
- Mitos morales: son aquellos que hacen referencia a la existencia del bien y del mal.
- Mitos teogónicos: Narran la historia del origen de los dioses.
- Mitos etiológicos: Detallan el origen de los seres, las instituciones, las técnicas y las cosas.
- Mitos cosmogónicos: Con ellos se pretende explicar la creación del mundo y son tan variados como las culturas que lo habitan. Cada una de ellas tiene su propia versión de este acontecimiento y, desde allí, se fundamentan sus creencias y costumbres.
- Mitos antropológicos: Cuentan cómo apareció el ser humano en la tierra. Es común que estén relacionados con los mitos cosmogónicos.
- Mitos fundacionales: Narran los hechos que dieron origen a la fundación de las ciudades.
- Mitos escatológicos: Son aquellos que anuncian lo que vendrá en el futuro, específicamente tratan el tema del fin del mundo. Son mitos con una amplia audiencia y están comúnmente vinculados con los fenómenos naturales y la astrología.
Diferencia entre mito, leyenda, fábula y cuento
Es común que exista confusión entre estos cuatro tipos de narraciones. Por eso, es importante determinar y comprender sus diferencias básicas en cuanto a su estilo, formato y objetivo.
Diferencia entre el mito y la leyenda
Ambos tipos de narración están compuestas de elementos ficticios y sobrenaturales, se presentan como historias reales y pueden compartir, en ocasiones, una función etiológica, pues nacen de la necesidad de explicar la razón de ser de las cosas, el origen de lo que acontece en el mundo y el final de todo lo conocido.
Sin embargo, sus diferencias fundamentales radican en que:
- Los hechos narrados en las leyendas suceden en lugares históricos, reconocibles por el lector o el oyente, en tiempo real y son protagonizadas, con frecuencia, por personajes reales.
- A diferencia del mito, la leyenda tiene un propósito más educativo, pues pretende fomentar ideologías concretas y fortalecer los valores de una sociedad, al atesorar un valor, engrandecer a un personaje o enaltecer un suceso histórico.
Diferencia entre el mito y la fábula
- Los personajes de los mitos son seres fantásticos, como: monstruos, héroes y dioses. Los de la fábula son animales con conductas humanas.
- Los mitos son explicativos, las fábulas tienen que ver más con la moral; por eso, buscan dejar siempre una enseñanza, una moraleja.
Diferencia entre el mito y el cuento
- El mito se plantea como una historia real, verdadera; mientras el cuento hace referencia a historias de ficción, producto de la imaginación.
- El mito explica cómo se llegó a una situación determinada; el cuento, por su parte, pretende transmitir valores.
- La trama del mito es compleja, la del cuento suele ser muy sencilla y comprensible.
Los 5 mitos más representativos de la cultura colombiana
«Bachué y la creación del mundo»
Este es uno de los mitos propios de la cultura muisca, a quienes se les conoce como chibchas. Este es un pueblo de origen centroamericano, que llegó a Colombia a habitar el sur del departamento de Santander y el altiplano cundiboyacense.
Los muiscas creían en Bachué, la consideraban su madre. Su historia dice que era una mujer muy bella, morena, estilizada, de senos cobrizos, firmes y redondos, que terminaban en puntas más oscuras. Y la describen así pues dicen que, una madrugada, la vieron salir de la Laguna de Iguaque, cubierta por una larga túnica de pelo negro, con un niño desnudo entre sus brazos.
Bachué se ganó el afecto y la confianza de los Chibchas y se instaló entre ellos. Les enseñó las normas que debían seguir para conservar el orden en la comunidad y para mantener la paz con sus vecinos.
Con el paso del tiempo, el pequeño niño creció pero ella no envejecía. La misión de Bachué era poblar la tierra y, por eso, comenzó a ser fecundada por él. Sus partos siempre fueron múltiples. En el primero tuvo mellizos, en el siguiente trillizos, en el tercero fueron cuatro sus hijos y así continuó hasta que se consideró que su tarea se había cumplido. En poco tiempo, dejó enseñanzas y criaturas por todas partes.
De repente, su rostro se llenó de arrugas, su cuello y su cuerpo ya no eran lozanos, sus piernas se aflojaron, sus senos se escurrieron y en su mirada se notaba un gran cansancio. Satisfechos con su labor y con el progreso de sus hijos, ella y el ser con el que había llegado a la tierra, regresaron a la laguna sin decirle nada a nadie. Una vez allí, se lanzaron a las aguas. El lago los devoró con un gran bostezo; inmediatamente, ella se convirtió en serpiente y, por esta razón, para los chibchas este animal simboliza la inteligencia.
En las noches de luna, los nativos acudían a la laguna a llevarle ofrendas y podían observar a la culebra asomar sus brillantes ojos sobre la superficie del agua, para ver las hermosas copas doradas, los utensilios y adornos de oro, que recibía de buen corazón.
Del varón no volvieron a saber ni a mencionarlo. Pero a Bachué le dieron el título de «madre de la humanidad». Como ella llegó proveniente del agua, los chibchas comenzaron a adorar y a proteger las lagunas y cualquier tipo de vida que brotara de ellas. Por esa razón, es común encontrar formas de reptiles, lagartijas, renacuajos, lagartos y ranas entre sus adornos. A estas últimas las divinizaron y, en adelante, las consideraron como símbolo de fertilidad. La laguna de Iguaque aún se considera un lugar sagrado.
«Bochica el Maestro de los Muiscas»
Este es otro de los mitos de esta importante cultura indígena.
Se trata de la historia de un venerable anciano de piel blanca, ojos azules y una barba larga y blanca, llamado Bochica. Él, vestía una gran manta que cubría casi todo su cuerpo y llegó a territorio muisca acompañado de una mujer blanca, mucho más joven.
Desde el primer instante, el anciano simpatizó con los nativos y comenzó a transmitirles sus principales virtudes: no mentir, no robar, no matar y ayudarse mutuamente. Después, les enseñó a sembrar la tierra, a construir sus casas, a tejer las mantas de algodón y a fabricar ollas de barro, entre muchas otras actividades provechosas.
Aunque Bochica sentía especial cariño por los indios y estos lo sentían hacia él, su mujer los despreciaba y siempre intentó hacerles daño.
Una vez, mientras el anciano estaba ausente, la malvada mujer inundó la sabana, dañando los terrenos y casas de los indios. Ellos, desesperados, trataron de controlar la situación y tan pronto regresó Bochica, lo pusieron al tanto de lo sucedido.
Fue tal la indignación del sabio anciano que, como castigo, decidió convertir a su mujer en una lechuza. Inmediatamente, el hombre subió a uno de los cerros que rodean la sabana y tocó las rocas con su varita de oro, formándose así el Salto del Tequendama.
A pesar de haber solucionado lo sucedido, algunos indios no se portaron bien con él y no valoraron los grandes beneficios que habían recibido de sus manos. Entonces, decepcionado y triste, Bochica desapareció caminando por el arco iris, en el cual puede ser visto cuando éste es observado detenidamente desde el Salto del Tequendama.
«El Bufeo Colorado»
Este mito nació a orillas del Río Amazonas. Se dice que hasta allí, durante las noches de fiesta, llegaban unos hombres extraños, altos, de piel blanca, usando siempre un sombrero que tapaba su rostro. Su propósito era bailar con la joven más bella de la fiesta, a quien lograban enamorar y llevársela, entrada la madrugada, a un destino incierto. Las mujeres desaparecían y no se volvía a saber nada de ellas.
Los indígenas, preocupados, planearon perseguirlos para tratar de encontrar a sus mujeres. Entonces, decidieron que les darían masato para emborracharlos, quitarles sus sombreros y, así, poder ver sus rostros y conocer su identidad.
El plan funcionó y a uno de los hombres, ya borracho, se le cayó el sombrero. Al tocar el suelo, éste se convirtió en una mantaraya. Acto seguido, sus zapatos se convirtieron en cuchas y, finalmente, su correa se transformó en una boa.
Entonces, los hombres huyeron y se lanzaron al Amazonas. Su cuerpo había cambiado; la mitad correspondía a la de un ser humano y la otra, a la de un bufeo (delfín) rosado. A pesar de que después de haber entrado al río no volvieron a salir, se dice que de vez en cuando los bufeos colorados regresan para enamorar a otras mujeres hermosas.
«Nacimiento de la Luna y el Sol»
Este es uno de los muchos mitos de la cultura arhuaca, un pueblo indígena localizado en la Sierra Nevada de Santa Marta.
La historia indica que en medio de la oscuridad, nacieron dos niños de una hermosa indígena arhuaca, desprendiendo luz por todo su cuerpo. La mujer, con temor de que se los quisieran robar, decidió esconderlos en una cueva. Pero su gran resplandor se filtró por entre las hendijas de la puerta y logró ser visto por todos. Curiosos, los nativos se dirigieron a la cueva con el fin de conocer lo que había en su interior.
Con tambores, caracoles y flautas, llegaron hasta allí y comenzaron a tocar hermosas piezas musicales que fueron escuchadas por los pequeños. El varón, que se llamaba Yuí, quiso salir para poder escuchar mejor la hermosa melodía que venía de afuera.
Al verlo, los indígenas intentaron atraparlo. Asustado, Yuí comenzó a volar y llegó hasta lo alto del cielo, convirtiéndose en el sol. Se dice que quienes lo siguieron con la mirada, quedaron paralizados y se convirtieron en piedra.
A pesar de lo sucedido, quienes aún permanecían en la entrada de la cueva, notaron que la luminosidad en su interior continuaba. Entonces, decidieron volver a tocar sus instrumentos de una manera aún más hermosa, logrando así que Tima, la hembra, saliera a escuchar su música.
Una vez afuera, los indígenas le arrojaron cenizas a su rostro, la cual cegó sus ojos. Intentaron capturarla pero no lo lograron, pues ella también emprendió el vuelo hacia el cielo, situándose muy cerca de Yuí.
Como su cara había quedado cubierta de ceniza, Tima no volvió a tener el mismo resplandor que su hermano; fue así como se convirtió en la luna y sale cada noche para vigilar los verdes prados de quienes una vez quisieron poseerla.
«Origen de la Serranía de la Macuira»
Cuenta este mito que un reconocido cacique vivía en una choza, junto con sus tres hijos, en medio de la hermosa Sierra Nevada de Santa Marta.
Una noche, el cacique soñó que los veía alejarse de su lado, mientras se dirigían hacia el norte de La Guajira. Este sueño comenzó a repetirse, una y otra vez. En una ocasión, el cacique se despertó angustiado y corrió a buscarlos en sus habitaciones para ver si aún dormían pero, para su sorpresa, no los encontró. Entonces, dirigió su mirada hacia el norte, para buscarlos en la dirección que indicaba su sueño y notó que sus amados hijos se habían convertido en la pequeña cadena montañosa que compone la Serranía de la Macuira, ubicada en la península de la Guajira.